Chupete en bebés

El chupete en bebés y problemas dentales

El chupete es un objeto muy  común en los primeros meses/ años de vida de un bebé, ya que suele causarles un efecto tranquilizador, les ayuda a conciliar el sueño y a sentir alivio ante algunos dolores típicos de su edad.

Pero su uso prolongado durante más tiempo del debido también tiene una serie de desventajas, y entre ellas está la posibilidad de que les provoque determinadas alteraciones dentales.

Ahora bien ¿Cuándo es la edad recomendable para quitar el chupete a un bebé para que no llegue a sufrir problemas en su dentición?

A los dos años, los bebés ya tienen todos los dientes fuera, por lo que el chupete ya habrá cumplido su función de tranquilizar o aliviar al niño.

La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) nos dice que siempre y cuando se haga un uso correcto del chupetese retire antes de los 24 meses, no provocará malformaciones bucodentales.

¿Cuáles son las alteraciones más comunes en la boca por el uso del chupete?

  • Los llamados comúnmente “Dientes de Conejo”: se producen cuando los dientes centrales inferiores se van desviando poco a poco hacia dentro, mientras que los superiores tienden a separarse y a sobresalir hacia fuera.
  • Mordida abierta: cuando los caninos chocan entre sí y ambas filas de dientes no se cierren correctamente, es decir, quedan espacios vacíos entre los dientes.
  • Mordida cruzada: la acción de succionar pone en funcionamiento una serie de músculos de la cara que, junto con la posición de la lengua, hacen que los dientes superiores e inferiores  de los pequeños pierdan su paralelismo.
  • Descolocación de los dientes: Normalmente suelen volver a colocarse o reubicarse unos meses después de interrumpir su utilización, aunque hay que vigilar y controlar caso por caso.

Seguimiento dental una vez eliminado el chupete.

Una vez retirado el chupete, es conveniente realizar una visita al dentista para comprobar si se ha producido algún tipo de deformidad en la boca y en tal caso, solucionarlo lo antes posible para que el problema no vaya a más.

Y por supuesto continuar con un correcto y periódico seguimiento profesional a lo largo de toda la infancia de la salud dental de nuestros hijos (mínimo cada 6 meses o 1 vez al año).